martes, 29 de julio de 2008

La Buena Amistad

...la mujer, suplicante alzada sobre sus pies para mirar más de cerca al rostro, del joven que sostenía sus manos con ternura y miraba con amor sus ojos relucientes mientras oía en un susurro las palabras que de su boca ella le decía;
………no tienen vino……se les ha acabado……. ¡ayúdales!

Despacio, negando con la cabeza, el joven sin dejar de mirarla a los ojos la atrajo hacía sí y la abrazó envolviéndola tiernamente entre sus brazos contra su pecho mientras le decía; no puedo hacerlo madre, tu sabes que aún no ha llegado la hora de que obre milagros.

María como si no hubiese escuchado, con suma dulzura y delicadeza vuelve a susurrar;………..Lázaro es tu amigo……….. Necesita ayuda………. Tú estás cerca de él, ayúdale Jesús.

El hijo separó a su madre de Él mirándola de nuevo a los ojos y sonriendo alegremente le dijo……. ¡vamos!........ De la mano de María, Jesús se dejó guiar, y cruzaron juntos corriendo el patio, pasando junto al pequeño pozo y alcanzando las dependencias donde se preparaban los alimentos y bebidas para los invitados.

Al irrumpir los dos en las dependencias corriendo y riendo como dos niños jugando, las personas que allí trabajaban afanosamente se volvieron sorprendidas. Algunos al reconocer a María sabiendo que era una persona ocurrente y dispuesta siempre a ayudar a los demás, enseguida la rodearon para decirle; María…María…. no tenemos vino y no paran de pedírnoslo, ¿qué podemos hacer? ¿Qué se te ocurre? ¿Dinos algo buena mujer?

María les respondió;
Estad tranquilos, ya no os preocupéis más, Este es Jesús, mi hijo, haced lo que Él os diga. Jesús miró a su alrededor y vio seis enormes tinajas de agua, para unos cien litros de capacidad cada una, estaban vacías y les dijo; llenad esas tinajas con el agua del pozo que hay en el patio. Entre todos corrieron con recipientes más pequeños para con su esfuerzo transportar el agua y en poco tiempo aún jadeantes le dijeron; ¡Jesús! ¡Jesús!, ya hemos llenado las tinajas de agua, ¡que más tenemos que hacer ahora! Y Jesús les dijo; Id a buscar al maestro de ceremonias pues es él quien debe de dar la orden para servir el vino.

Se miraron unos a otros, incrédulos, pensando que aquel joven se burlaba de ellos, pues ellos mismos habían puesto el agua, era solo agua lo que había en las tinajas……… miraron a María angustiados y ésta respondió a sus dudas con ánimo y dulzura; no estéis preocupados haced lo que os dice……………..

Al poco llegaron con el maestro de ceremonias el cual tal como se aproximaba a las tinajas que le señalaban al mismo paso tomó en el camino con sus manos un pequeño recipiente para probar el vino, y ajeno a cuanto allí había sucedido metió el cazo en una tinaja cualquiera bebiendo seguidamente de él, tras un pequeño momento de silencio ante la atenta mirada de todos……chasqueando la lengua…. con la cabeza erguida y ante un grandísimo asombro exclamó; ¡¡Excelente!! Es un vino excelente, Lázaro a hecho lo contrario que todos hacen en sus bodas, pues todos sirven primero el mejor vino al comienzo cuando los invitados tienen el sentido del gusto y del paladar en buen estado y después cuando ya han bebido y comido y han perdido sensibilidad entonces sirven el vino de peor calidad pues ya casi nadie sabe apreciarlo, y sin embargo Lázaro a dejado el mejor vino para el final.
…..y cuando todos buscaron con sus miradas a María y a Jesús…….. Ya no estaban.
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La palabra PERSONA no hace distinción de sexo, color, ni raza.

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